lunes, 17 de agosto de 2015

Una breve historia del tiempo...

    Tiempo, que podríamos decir con relación al tiempo, pues pasa y pasa. Y nos dedicamos a oírlo como murmullo en nuestros oídos. Sin percatarnos que pasa tan deprisa, y no le damos la atención que se merece...

    El tiempo, como el amor propio, el ego que ha llegado a creer que es real... Si nos damos cuenta de que sentimos orgullo por todos los éxitos terrenales que hemos obtenido, sin percatarnos que esos éxitos son para nuestro ego...

    El orgullo es absurdo en sí mismo porque de nada sirve cuando nos sumergimos en la humildad...

    El orgullo produce:. Parálisis, envaramiento del cuerpo y la mente.

    Las claves para abandonar el orgullo son:.

    > Aprender a perdonar.

    > Aceptar el perdón de los demás.

    El orgullo es falta de reconocimiento, de que nuestra personalidad NO forma parte de algo simplemente maravilloso...

    Miremos al cielo en una noche de esas, estrelladas... El orgullo nos hace sentir solos... Si perdemos el orgullo... una noche... mirando las estrellas... Sentiremos que todos los seres que habitamos en este planeta, somos precisamente el planeta... Estamos pegados a él. Y nuestro planeta junto con los demás, forman nuestro sistema solar que tiene como centro una estrella como esas que vemos...

    Somos parte de las estrellas... Seguramente en otro planeta de otra estrella exista un ser preguntándose lo mismo, sintiendo lo mismo...

    Todos los éxitos terrenales que podamos obtener, están muy bien, cuando estamos proyectados, jugando a vivir un tipo de vida... pero de nada sirve cuando nos sumergimos en el orgullo...

    Los habitantes de las estrellas más cercanas no pueden leer la marca de nuestro reloj del tiempo, y es más, no creo que les importe...

    Nuestro orgullo nos impide ver la pequeñez de nuestra personalidad. Creyéndonos tan importantes, tan grandes, lo único que conseguimos es provocar enfermedades que se manifestarán con la parálisis y envaramiento del cuerpo. (Paralizados en nuestro tiempo, en el ahora y el mañana).

    Para deshacernos del orgullo, empezaremos a pedir perdón cuando tropecemos con alguien desconocido. Debemos dar las gracias, sin apretar tanto los labios, pidamos ayuda cuando la necesitemos.

    Superemos las dificultades para decir "Buenos Días o Hasta Luego" en lugares como en un ascensor, a la entrada del banco, cuando hagamos alguna visita. Digamos te quiero aquí en deberíamos decírselo. Aceptemos que por más éxito material que hayamos obtenido, que por más lugares del mundo que hayamos visitado, no estamos aquí para jugar a presumir...

    Cuando el orgullo nos asalte (debemos estar en estado de alerta para detectar que nos asalta el orgullo), tratemos de darnos cuenta de que nuestras personalidades no son nada en sí mismas.

    ¡Nuestra humildad debería ser infinitamente mayor, para reconocer nuestra propia fragilidad ante el mundo que nos rodea!...

    La humildad es una lección para el ego...

    Porque el ego se ha engañado a sí mismo creyendo que es real y tiene amor propio...

    Un abrazo, gracias....

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